Su nombre Cipriana Silva Jaramillo, para sus hermanos menores Chanura, símil de Llanura, cedula identidad venezolana sin más número que el que el estado le dio para naturalizarla y localizarla en el sitio que la vio nacer, crecer y ser como el viento de agosto cuando es más silencioso que los chaparrales de las sabanas altas de Parianguán donde la noche no dice nada para ocultarse en la oscuridad y dejarse alumbrar en la mañana por el sol y el escándalo de las guacharacas hambrientas, pero en silencio la humana presencia espera que el aroma del café le de el brío de la madrugada.
La persona Chana, o Chanura metáfora de llanura, como le dicen sus hermanos menores viejos dice del respeto al silencio y a la observancia de su mundo gestual, su mirada incisiva y evaluadora de la verdad, silencio simbólico que sus ojos moviéndose hablan del don de comunicarse sin decir una palabra pero con la virtud de calificar lo justo de la verdad.
Esta característica humana se corresponde con la manera como el llanero o la llanera cría a sus hijos en razón del respeto a los mayores. No hace falta gritar, alaridos de buche y plumas, tan solo una mirada de ceja levantada, ni una palabra para que el muchacho respete la virtud del orden y de la disciplina. No hay agresión física, ni amedrentamiento compulsivo, hay sobre todo una fuerte presencia de conciencia sobre el bien hacer y el mal hacer calificado por el gesto y las pocas palabras que la llanera o el llanero saben decir sin exagerar gestos físicos ni agresiones verbales. Dios libre si usted la falta respeto a su mamá, eso es faltarse el respeto así mismo.
Doña Chanura como muchas madres del llano, tiene el don de la paciencia y de la tolerancia, de la buena fe, una gran dosis de inocencia le guía, por algo el pueblo dice que al inocente lo protege Dios, y sobre esa premisa se ampara la mujer llanera, que más pureza que dejar que Dios dibuje el gesto de los malhechores y beneficie a los hacen el bien, eso lo dejan en manos de algo superior que ninguna doctrina humana ha sabido explicar, un mezcla que los americanos tenemos donde la virtud de lo científico y lo espiritual se encuentran y se consiguen confundidos entre la realidad y lo mágico.
Si el silencio no dice nada es porque no conocemos como el silencio humano se expresa, que tiene códigos y señales, gestos que forman parte de cómo los americanos nos comunicamos y especialmente los venezolanos y particularmente los llaneros y especialmente la mujer llanera. El gesto y la mirada que tiene mil códigos y formas de expresión de una tradición que heredamos del aborigen multicolor.
Chanura, o Llanura por símil o por el significado de la amplitud que define la conciencia geográfica del llanero define en síntesis forma y contenido del ser de la mujer llanera, sin poses, con autentica virtud humana y capacidad de valoración ética.
Quien es uno para calificar a quien tienen la bondad en sus manos, puedo uno
cronificar o decir la verdad o la mentira, quien es uno para de decir que tal o cual tiene la razón, la realidad termina por certificar la verdad por eso cuando vemos las mentiras que brincan de medio en medio no nos queda más que quedarnos callados como la hace Doña Chana.
Es así franca como la llanura, plana, chata si formulas cosméticas, transparente y extremadamente silenciosa como las planicies de Pariaguán
que no dicen más allá de lo necesario, así es la llanura así es Dona Chanura, Dios la guarde Doña..
Aldemaro Barrios Romero
aldemarobar@yahoo.es
viernes, 22 de junio de 2007
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